UNA MIAJA CONFUNDIDA...

Anoche me desvelé y el primer pensamiento que me vino a la consciencia, a eso de las 4:30 de la madrugada fue que desde hacía ya mucho tiempo no sentía las cornadas que puede dar la Amistad (sí, con mayúscula)… y aunque vengo intuyéndolo desde hace tiempo me resistía a creerlo. He perdido una amiga, ya con toda seguridad, no porque haya decidido que salga de mi vida… no ha ocurrido nada, su vida ha dado un giro de 360 grados y en esa nueva aventura me he quedado fuera. Me duele, decir lo contrario sería mentir, de verdad me duele, pero me duele en el corazón y no tengo ningún resentimiento hacia ella, porque la sigo queriendo mucho y seguirá siendo parte importante en mi vida… hemos pasado muchos momentos importantes apoyadas la una en la otra y ahora, por estar en el banquillo, no voy a vestir los recuerdos con un dramatismo sin parangón… no señor, al César lo que es del César…

En fin, aquí me quedo, reflexionando sobre los avatares de la vida, la ingratitud del destino y lo rematadamente prescindibles que somos todos los seres humanos… pasamos de la primera línea a la retaguardia a la velocidad de la luz.

Quiero a mi amiga, la quiero mucho… y me alegro en el alma que haya remontado su agonía, aunque jamás he sabido lo que pasó. Me alegro mucho niña, y lo sabes bien. Gracias por haberme regalado unos añitos, que fueron divertidos, intensos y vivimos juntas creo que los momentos más decisivos de nuestras vidas… Nos queda una historia hermosa que contarle a nuestros nietos... un espíritu nos unió, ¿recuerdas?

Que Dios te bendiga, siempre.

Besos… estupendos seres humanos.