Hoy se me antoja la felicidad juntando algunas cosas... por este orden... eso sí...

* Un bañito en Los Roques, en Caracolito, en Culebra o en Vieques (no tengo manías... ¡juas!)
* Un trago de Don Q cristal con jugo de cranberry
* Almuerzo con ensalada de langosta de mi "abuela" Dinorah
* Siesta en un chinchorro en medio de un pinar fresquito mientras el sol se cuela entre las ramas.
* Pasar la tarde charlando sobre lo humano y lo divino con un grupo de gente preocupada por el hoy, el ahora, las cosas que pasan y las que pasarán.
* Coser con mis amigas y hablar de las mil pendejadas y una más.
* Sentir que la noche cae mirando la tele y abrazada a mi marido.
* Que suene el teléfono y sea mi Tía Pepa... (esto ya es imposible... te extraño tanto).

Necesito a muchos que ya no están o están pero se perdieron o están pero no se acuerdan que están o simplemente yo no recuerdo que andan por ahí... quizás porque sea tiempo oficial de afectos o porque el tiempo pasa y no importa que sea Navidad, el corazón late más lento y necesita más oxígeno por culpa de la edad y el peso de los recuerdos. O que acumular vivencias a tanta velocidad de vez en cuando asfixie... o que los cambios se suceden en una secuencia brutal que no da tiempo a respirar y acomodarse. Me gusta mi vida, pero juro que a veces yo también me agoto... y ando en una de esas.

Hoy empecé el día con arepas de perico, recordando sabores y momentos que llevo como tesoros de Christie's marcados a fuego. Mañana... en la lucha... pensaré en la brisa de Los Roques, la ensalada de mi "abuela" y los besos sonoros de mi ángel particular, mi tía Pepa.

Besos... estupendos seres humanos.