21 febrero, 2006

TODOS SOMOS DON QUIJOTE


O al menos quisiéramos serlo... o lo somos y nos encantaría admitirlo sin esa vergüenza tremenda que nos da frente a los demás ser cursis, o perseguidores de sueños con cazamariposas, o atrevidos caballeros de ridículas figuras o, simplemente... "diferentes".

A veces, quizás demasiadas veces, incluso siempre... reprimimos explosiones de júbilo o pensamientos en voz alta por miedo a ser tildados de frívolos, soñadores, imbéciles y esperpénticos seres que no terminan de enterarse que la vida no es otra que una sucesión de ostiones repetidos en la misma mejilla... Y sólo en la oscuridad de la noche, arropados hasta la nariz, con la luz apagada y seguros de que nadie puede interrumpirnos el pase privado, sonreímos de oreja a oreja acariciendo sueños que con la luz del día volveremos a esconder bajo siete llaves... ¡¡¡qué injusto!!!

¿Sabéis qué pienso?... Que si todos fuéramos capaces de admitir sin tapujos las ganas de hacer mil locuras, por considerarlas así vistas con los ojos ajenos, todo nos iría mucho mejor y los psquíatras y psicólogos se morirían de hambre... que me perdonen los representantes de esas profesiones, pero ya lo dice Doña Madre, las verdades coño y lo que escuecen. No hay mejor terapia que escucharse a uno mismo, volverse pa' dentro de vez en cuando y bucear en nuestras propias miserias pa' saber que las carencias no son tales, porque con sólo abrir tal o cual compuerta y cerrar la adyacente, todo queda solucionado. A veces la tristeza nos puede, y todo se antoja negro, roto y desordenado... pero si somos capaces de gritar con fuerza, sin saberlo, somos capaces de volver las cosas a su sitio... porque la magia que duerme dentro de nosotros es la que precisamente mueve el mundo, y antes de mover el mundo nos tiene que mover a nosotros... ¿qué tal si la despertamos?

Mi consejo es que perdamos el miedo a los sueños y que el movimiento se demuestra andando... el que se queda quieto se apolilla, porque la falta de velocidad, por lenta que sea, significa muerte... No importa cuánto tardemos en llegar a la meta, el truco está en recrearse con el camino y no perder detalle... porque la oportunidad puede estar en el quicio de una puerta, en una persiana entreabierta, una cortina mal echada, un adoquín levantado o el asfalto reventado por las raíces de un árbol enfadado... La vida es vida mientras se mira con hambre y con ganas, si no es condena... la vida es vida mientras se le exprimen los colores y los sabores a fruta fresca, si no es penitencia disfrazada... la vida es vida mientras miras a los lados y sea lo que sea que ves te mueva las entrañas, porque si no es abismo... la vida es vida mientras escuchas una orquesta y eres incapaz de ver a los músicos cerca, porque de lo contrario es el sonido que va dejando la de la guadaña...

Atrevámonos a ser Quijotes, Dulcineas, Sancho Panzas... y si no nos atrevemos, al menos, dejemos que el vecino loco que cuenta historias a gritos, reparte besos al aire y salta en los charcos los días de lluvia, nos contagie sensaciones fuertes con su mirada extraviada y sus ideas de inventor desubicado... A Julio Verne le dijeron visionario, a Da Vinci embrujado, al Quijote loco desatado... y sin ninguno de ellos hoy el mundo sería mundo y muchas páginas de la Historia estarían en blanco... porque en este mundo de cuerdos sólo glorifican a los locos cuando llevan demasiados años muertos...

Besos... estupendos seres humanos.

(Foto de Carmen Navarro)

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