HUEVO ASESINO

Una mañana cualquiera, en principio idéntica a las demás... Abro la nevera pensando en el desayuno de este esposo mío que disfruta de un apetito envidiable... y entonces le veo, junto a los otros huevitos frescos, como escondido, mirando sin ojos hacia otro lado, haciéndose el desentendido... pero yo recuerdo que lo cocí un par de días antes y que en el último momento no lo añadí a la ensalada... Sonreí ufana, ignorando la mala leche que desperté en aquel engendro de gallina frustrada, y me puse a quitarle la cascarita susurrando una canción... como casi siempre.

En esto mi querido esposo se sienta, ataca el desayuno y dice que está frío... el huevito allí sobre el plato, partido en dos mitades perfectas como dos ojos de cualquier dibujo animado amable de los que salen en la tele... pacífico... tranquilito... apetitoso... Lo cojo con sumo cuidado para no descorromoñarlo, lo pongo sobre una cuenquito de cristal lindo y lo meto en el micro... tengo tantas cosas en la cabeza que no pensé en el pobre ensayo frustrado de pollo mamón.

En fin... suena el "tling" del micro... abro la puertecita, cojo el proyecto de gallo peleón y acerco la nariz para sentir si despide calorcito... como en cámara lenta, según aproximo la napia voy recordando uno de esos correos estúpidos y jodones de internet, que si no calentar agua sola, que si limpiar las latas de refresco porque se mean las ratas y te da un patatús, que si no calentar huevitos cocidos en el microondas porque... cierro los ojos en un rictus de pánico y aquel peo que pegó el jodío huevito que había restos por todas partes....

Odio limpiar y en venganza, me comí en el almuerzo dos huevos fritos, destrozándolos con saña, despachurrándolos con el pan, vengándome de su puñetero hermano que me dejó pestañeando por dos horas y moviendo la bayeta por dos más... y luego encima pensé... y ahora... un minuto en la boca y toda la vida en el culo.

No somos nadie... (y menos en bañador)

Besos... estupendos seres humanos...