SÁBADO

Quesada Pasiega de Susana y foto mía...

Por primera vez desde que llegamos nos quedamos el fin de semana en Madrid, sin hacer maletas, sin correr de un lado para el otro, sin tener que acomodar chanclas, ropa interior, camisetas y pantalones, y arrastrar la maletita por esos pasillos de transporte urbano que hace que una termine odiándolo (la maletita y los pasillos).

El viernes cenamos con nuestros amigos Agus y Meche y sus dos hijos Ana y Raúl, ese par de locos que se dejaron caer por Puerto Rico cuatro días para compartir mi nueva vida y conocer a Mi Ben, y que fueron como un abrazo de todas las cosas que dejé aquí... aunque ya tuviéramos decidido regresar a España y que a ellos les pillara de sorpresa, y tanto... cómo no. Agus se deleita en la cocina, disfruta y se entretiene, y el resultado siempre ha sido delicioso y asombroso... Esta vez nos deleitó con papas cocidas cortadas en mitadas, escondidas bajo un manto de salmón ahumado y regadas con una salsa de mantequilla que hizo que nos chupáramos los dedos... y Meche se lanzó con unos boquerones fritos capaces de quitarle el sentido a cualquiera... son realmente deliciosos... Eso entre muchas otras cosas, porque estos niños cuando se ponen a sacar se quedan solos. Lo pasamos de lo mejor y, lo más importante, disfrutamos de la compañía de unos buenísimos amigos.

Pero ahí no queda la cosa... el sábado en la noche tuvimos cita de nuevo, esta vez en casa de mis queridos amigos Susana y Manolo, un par de dos a lo que adoro. Allí nos encontramos también con Nieves y José Luis, y con mis hermanitos Alicia y Julio... y entre las tres parejas sumaban tres niños acelerados y una adolescente preciosa. Y entre risas y chanzas, marisco al vapor, lacón, embutidos finos y vinos deliciosos se nos pasó la noche... y cuando vinimos a darnos cuenta pasaba la una de la mañana, con lo que tocó retirada y cada mochuelo a su olivo... El fin de fiesta fue excelente... Inés, de dos años y medio, e Ignacio, mi sobrino de tres años y ocho meses, nos dejaron clarito que aquello fue amor a primera vista... Inés desmadejada en el suelo gritando "¡¡¡no te vayas!!!", lagrimones como perlas árabes, y el otro mirando con cara de susto... cuando se recupera del impacto emocional se levanta, les incitamos a que se despidan, y aquel par de dos en miniatura se plantaron sin vergüenza ni recato un pedazo de beso en los morros delante de propios y extraños que a mi, particularmente, hizo que perdiera la ropa interior de un solo golpe... semejante despliegue de ternura me dejó muda, sí señor.

Bueno queridos... decir, como decir y añadir, poco... sólo que me sigo sintiendo afortunada, que soy feliz, porque tengo más de lo que necesito y en ello tiene sitio de honor los afectos que nos rodean... de gente buena, pero buena, buena, buena... a la que adoro y que forma parte de esa familia de la que ya hablé una vez. BenditoseaDios... claro que sí.

Gracias a todos por ser y estar.

Besos... estupendos seres humanos.