DOÑA MADRE

Doña Madre anda dándole vueltas a demasiadas cosas en su cabecita y eso me agobia... siempre me ha agobiado. Es pequeñita y jovial, una polvorilla que no llega al metro y medio, y que es un compendio de sabiduría de la vida, pero que a veces le queda tan grande que no sabe manejarla... A Doña Madre a veces la vida le puede y otras se la come a bocados desmesurados, pero cuando la puede se arruga todita y se esconde como pa' dentro, de donde es difícil sacarla... Pues ahora, a ratos, anda en una de abismos, intentando controlar esa especie de espanto que la agarra toda y la pone a temblar como si tuviera los dedos metidos en el enchufe... Doña Madre era como un monumento de granito, con la composición del diamante, capaz de cortar con precisión quirúrgica el cristal más espeso... pero a Doña Madre los años le meten miedo, y aunque ella quiere seguir llevando calcetines de colores, camisetas y coletas invisibles, a veces el semblante se le viste de luto de pueblo, de los que son así porque la tradición manda y eso me angustia... hace que me falte el aire y yo también tiemble como un flan...

(Doña Madre a la derecha, su amiga Nieves a la izquierda... Pertenecen a un grupo de teatro de adultos... son espectaculares... ¡increíbles!)